Cada vez se habla más del lenguaje inclusivo. La gente se posiciona a favor y en contra, corren ríos de tinta, se multiplican los memes y los chistes… parece el tema de moda.
Como creadora de contenido, he utilizado y utilizo el lenguaje inclusivo, y también lo he obviado. Esto es como todo, quien manda es el cliente. O clienta, vaya.
Abandonando la prudencia que me caracteriza y una de mis costumbres más arraigadas, la de no meterme en temas polémicos, hoy voy a hablar de lenguaje inclusivo. Porque sí, porque me apetece abrir ese melón.
Por supuesto, mi intención no es polemizar, sino una vez más aportar valor compartiendo lo que he aprendido sobre este tema y algunos puntos que pueden ser útiles. Voy a intentar no meterme en berenjenales y tratar el tema de la forma más aséptica posible, a ver si consigo que nadie se enfade…
¿Qué es el lenguaje inclusivo?
El lenguaje inclusivo es la manera de expresarse de forma oral o por escrito sin generalizar en masculino cuando se está hablando de cualquier tema, situación o cosa que incluye tanto mujeres como hombres. Se trata de utilizar el lenguaje para reflejar la realidad en lo relativo a la presencia de hombres y mujeres. Por ejemplo, diciendo ‘señoras y señores’ y no limitarse a decir ‘señores’.
De forma tradicional, se ha utilizado el género masculino en sustantivos y adjetivos para referirse a conjuntos de personas de ambos sexos. Todo el mundo lo ha utilizado, tanto las marcas, las empresas e instituciones como las personas individuales. Muy pocas veces se han hecho excepciones.
Sin embargo, esta forma de expresarse es molesta para un sector de la población. Muchas mujeres se sienten excluidas, y también muchos hombres abogan por una forma de expresarse que incluya a todo el mundo, hombres y mujeres.
Hay personas que no están de acuerdo con esto. La RAE rechaza el uso del género inclusivo por considerarlo innecesario, ya que entienden que el uso del masculino engloba a hombres y mujeres. Y con la RAE muchas otras instituciones.
Después están las personas que se ofenden ante el uso del lenguaje inclusivo porque… Bueno, sinceramente no sé por qué. Para mí que eso de ofenderse encubre otro tipo de problemas. En cualquier caso, el debate está servido. Y esto nos lleva al siguiente punto…
¿Es necesario el lenguaje inclusivo?
Pues sí, es necesario. Y al decir esto no estoy dando mi opinión personal, sino poniendo algo de relieve: el lenguaje inclusivo es necesario para un sector de la población. Y esto debería ser suficiente. ¿O no? Que a ti o a mí o a quién sea no le parezca necesario no significa que no podamos respetar. O por lo menos, intentarlo.
Quienes abogan por el uso del género inclusivo afirman que ‘lo que no se nombra, no existe’. Utilizamos el lenguaje para describir el mundo que nos rodea, y en él hay tanto hombres como mujeres, así que hablar solo utilizando el masculino no es adecuado para expresar una realidad mixta.
Lo de ‘siempre se ha hecho así’ no debería ser excusa en ninguna situación, y tampoco en esta. El lenguaje es algo vivo, que se va modificando con el uso que hacemos de él, reflejando los cambios que tienen lugar en la sociedad, y nadie debería ofenderse por eso. Sin buscar mucho, motivos para ofenderse siempre va a haber.
Ahora que lo pienso, que la RAE haya recogido en el diccionario la palabra ‘cocreta’ también puede ser ofensivo, ¿no te parece? A mí, un horror, la verdad. Pero eso no significa que vaya a militar en el bando anti-cocreta. ¡No tengo tiempo para esas cosas!
Así que podemos hacer dos cosas: convertir esto en una guerra (otra más) o tratar de conciliar y acercar posturas. Al fin y al cabo se trata de comunicar, es decir, de construir lazos.
Cómo utilizar el lenguaje inclusivo
Mi fuente en esto del lenguaje inclusivo ha sido esta guía de Prodigioso Volcán, una empresa de comunicación comprometida con la inclusividad. Te propongo que le eches un vistazo detenido a la guía si te dedicas a la creación de contenido en texto: te será de mucha ayuda. Aquí tienes un pequeño extracto con lo que me ha parecido más útil.
- Hay que recordar que las formas como la @ o la X no son legibles. Son un gran elemento visual que puede funcionar muy bien en una pancarta para una manifestación, pero no deben utilizarse en un texto escrito. ¿Por qué? Porque estorban la legibilidad. Y los textos deben ser ante todo, legibles.
Recordemos que los lectores de pantalla que utilizan las personas con dificultades de visión no pueden identificar una X o una @ en mitad de una sílaba. Utilizarlas significa hacer menos accesibles nuestros textos.
Por otra parte, introducir una @ en mitad de la palabra puede hacer que estos lectores confundan una palabra cualquiera como una dirección de email. ¡Hay otras soluciones! Veamos algunas:
- El desdoblamiento: los niños y niñas, los abogados y abogadas, etc. ¡cansa! No pasa nada por utilizarlo una o dos veces, pero debe utilizarse con mesura en los textos. A cambio pueden buscarse otras fórmulas para no repetirlo demasiado.
- Si no se nos ocurre ninguna fórmula, siempre es mejor utilizar el desdoblamiento que la fórmula con el masculino en exclusiva. Y cuando necesitemos utilizar el desdoblamiento, una buena práctica es alternar la anteposición de géneros. Por ejemplo, utilizar en unos casos «niñas y niños» y en otros «niños y niñas».
- Utilizar nombres genéricos o neutros y formas abstractas: equipo o plantilla en lugar de empleados, profesorado en lugar de profesores, docente en lugar de profesor, familias en lugar de padres, ciudadanía en lugar de ciudadanos… Una buena práctica esdedicar algo de tiempo a encontrar fórmulas inclusivas para las palabras o conceptos que utilizamos con mayor frecuencia.
- Utilizar fórmulas personales cuando sea necesario. Por ejemplo, podemos decir ‘Se puede’ en lugar de ‘Los padres pueden’.
- Algunas perífrasis también pueden ayudar. Por ejemplo ‘El personal docente’ en lugar de ‘los profesores’.
- Si hay una fórmula femenina, úsala aunque sea menos común. Aquí hay que acordarse de la campaña en pro del uso de la palabra ‘genia’ que hizo Genially con motivo del día de la mujer.
- Hay muchos determinantes que no tienen marca de género y que pueden ser de gran ayuda: cada, quien, cualquiera… Por ejemplo puedes sustituir ‘el que lo ve’ por ‘quien lo ve’ o ‘cada persona que lo ve’.
- A veces se puede completar el significado que queremos expresar añadiendo las palabras en ambos géneros: ‘el equipo, hombres y mujeres’, o ‘toda la clase, niños y niñas…’.
Más allá del lenguaje
Además de cuidar la expresión verbal o escrita, hay otras buenas prácticas que nos ayudarán a lograr una comunicación inclusiva.
Por ejemplo, conviene recordar que los colores no tienen género. Esto es algo que no debería ser necesario recalcar, pero seguimos asociando el rosa con las niñas y el azul con los niños. Conviene evitar reforzar los estereotipos.
Utilizar lenguaje no sexista es también importante en las ofertas de empleo que publicamos, para atraer la diversidad.
Y en general, avanzaremos mucho eligiendo con cuidado los ejemplos y las imágenes que incluimos en nuestras comunicaciones. Al fin y al cabo, todo es comunicación.
Espero que estos consejos te resulten de utilidad a la hora de poner en práctica el lenguaje inclusivo en tus comunicaciones. Y te diré una cosa: cuando te acostumbras, es más fácil de lo que parece. Te reto a encontrar algún gazapo de lenguaje no inclusivo en este post. Si encuentras alguno, déjamelo en los comentarios.
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